lunes, 6 de abril de 2009

mi vos más sincero, mi vos más a mi medida

Ignoraba que ese instante se convertiría en un recuerdo dulce que se repetiría en mi mente indefinidamente meses después.
Era una noche poco cálida a pesar de estar aproximándose el verano, música en vivo inundaba mi mente, risas compartidas, caricias solapadas, vasos llenos y miradas impertinentes completaban la escena. De repente sin previo aviso siento su boca rozando el borde de mi boca, y en un afable cerrar los ojos me dejé llevar, como si por primera vez mi boca se entreabriera. Nos miramos, cada vez más de cerca, ávidos, cómplices, por un segundo ansié que ese beso fuera el primero de muchos que atiborraran mi alma.
Tal vez por inesperada, tal vez por soberbia, pero esa fugaz pausa en un abstraer simultáneo del aliento logró que esa noche me dimitiera con insuperable libertad, consiguiendo alejarme de mi realidad al hundir mi mano en su pelo, acariciando lentamente lo profundo de su roce.
Acaso por desconocer que existe amplia documentación científica que demuestra que los besos pueden estimular la parte del cerebro que libera oxitocina en el flujo sanguíneo influyendo en funciones básicas como enamorarse, es que accedí a repetir ese beso en diversas circunstancias entretejiendo confusas quimeras en mi cuerpo. Sin entender muy bien las sensaciones que me inundaban, negué que ese instante, ese beso y sus consecuencias pudieran generar sentirme frágil e ingenuamente feliz, y construí inconcientemente un caparazón que te ahuyentó. …quiero besarte de nuevo… ¿quiero? tal vez, tal vez no. Y entonces descubrí que podría ser siempre un simple capricho de lejos, ya que bien sé que es un absurdo este deseo, ya que bien claro fue tu mensaje desde el principio.
Si algo aprendí en mi breve y reciente tiempo solitaria es la sutil diferencia entre urdir dos cuerpos un instante y encadenar un alma, y comprendí que el amor no significa acostarse y una compañía no representa seguridad, y…que los besos no son contratos y los regalos no son promesas, y entonces uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos, y uno aprende a construir todos sus caminos en el presente, porque el terreno de mañana es demasiado inseguro para planes... y si algo aprendí de aquellos ocho años acompañada es que los futuros tienen la tendencia de caerse en la mitad...Es quizás por esa grata sensación de libertad y abstracción que tus labios me brindaron, que mi mente se remite una y otra vez a ese intervalo de respiración mutua, como una buena canción que volvés a escuchar y tararear una y otra vez… al menos hasta escuchar otra que te guste más.

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